A raíz de mi último artículo largo sobre las dificultades que nos presenta trabajar delante de un ordenador, El gran reto moderno, me han preguntado si pudiera dar algo más de detalle sobre los ‘truquitos’ que menciono tan crípticamente en una nota a pie de página. Pues vale, pero primero un par avisos importantes.
No existe ningún truco mágico que nos pueda solucionar el reto de trabajar horas sentado delante del ordenador. Esto no quiere decir que no tengan su utilidad. Si también tenemos un plan a largo plazo —aprender e incorporar la Técnica Alexander en nuestras vidas— pueden servir de gran ayuda.. De hecho, estos truquitos son mucho más potentes, y mucho más fáciles de llevar a cabo, cuanto más controlamos la Técnica Alexander. ¡Os he avisado!
Los de toda la vida
Voy a empezar con un pequeño repaso por cosas de sentido común.
Para empezar, conviene encontrar excusas para levantarnos de vez en cuando (consultar con alguien, buscar un documento, etc) o en su ausencia, simplemente levantarnos para dar una pequeña vuelta. El movimiento, y especialmente nuestro peso sobre los pies, renueva y refresca el mecanismo postural.
En cuanto a los ejercicios que podemos hacer en el puesto de trabajo (estiramientos, pequeños movimientos), hay que andar con un poco de cuidado. Hay una tendencia de ir con prisas y hacerlos bruscamente, lo cual puede hacer más daño que bien. Suponiendo que los hagamos bien, pueden dar algo de alivio, lo cual está bienvenido. No obstante, no deberíamos depender de este alivio porque, si no implementamos un plan a largo plazo, notaremos que es cada vez menor.
Algo diferente
Así que llegamos a unos truquitos que no son tan comunes pero que pueden servir de ayuda.
¿Dónde estoy?
Uno de los grandes problemas del trabajo en oficina delante del ordenador es que el trabajo nos absorba toda la atención y nos olvidamos de nosotros mismos. Si no tenemos conciencia de nuestros cuerpos, es mucho más fácil perjudicarnos. Si no tenemos una clara conciencia de dónde estamos y qué estamos haciendo, es mucho más difícil organizar nuestro sostén postural.
Una manera sorprendentemente fácil de lidiar con esta situación es simplemente preguntarnos de vez en cuando dónde estamos (mentalmente, no hace falta que sea en voz alta). Ante esta pregunta, nuestra reacción natural es llevar nuestra atención hacia fuera, hacia nuestro entorno. Nos volvemos al presente, a dónde estamos y a qué estamos haciendo. Salimos del mundo virtual que hemos creado.
La vista
Especialmente si estamos trabajando con un ordenador, el día laboral supone muchas horas de no sólo estar sentados sin apenas movernos, pero también de tener la mirada fija. Esto también puede tener un efecto perjudicial sobre nuestro sostén postural ya que tendemos a interpretar esto como si estuviéramos con los ojos cerrados, o sea, dormidos. Especialmente la musculatura de la espalda tiende a apagarse, llevándonos a un derrumbe postural.
Hay dos cosas que podemos hacer: primero, levantar la vista a conciencia de vez en cuando, mirar lo más lejos que nuestro entorno permite (girar la cabeza y el cuerpo a un lado si es necesario para tener un poco de perspectiva). La otra parte requiere un poco más de práctica. Consiste en cultivar una tendencia de mirar la pantalla a conciencia, suavemente, en lugar de una mirada fija y dura.
Todo lo anterior también vale a la hora de leer documentos. De hecho, cada vez que pasamos la página tenemos una oportunidad perfecta para levantar y refrescar la vista.
Asentados en una silla
La mayoría de las personas se sientan como si fuera algo definitivo, como si no tuvieran intención de levantarse nunca. Tendemos a asentarnos en la silla en lugar de simplemente sentarnos. Esta actitud claramente tiene un efecto sobre nuestra respuesta postural. Así que una gran ayuda es cambiar nuestro actitud sobre el acto de estar sentado. Esto requiere algo de tiempo, gran parte de nuestras actitudes también son habituales. No siempre tenemos la oportunidad de levantarnos y dar una vuelta, pero hay un truquito muy potente que tiene un efecto muy similar: decidir levantarnos pero luego no llevarlo a cabo. Quiero decir, decidir de verdad a levantarnos pero luego cambiar de idea, no simplemente imaginarlo. Al decidir levantarnos, nuestro cuerpo empieza a prepararse para ello, lo cual nos saca del derrumbe que podría haber resultado del tiempo que llevamos sentados.
Y por supuesto, lo más importante de todo:
Aplicar la Técnica en la medida que podamos. No sólo en el trabajo, sino en todas nuestras actividades. Si tenemos la oportunidad de hacer algo de reposo activo (linq) en el trabajo, pues estupendo. Si no, cuando llegamos a casa.
Allí los tienes, unos truquitos que pueden hacer que el día laboral sea más llevadero. Repito, no son suficientes, sobre todo si ya tenemos problemas importantes, pero si pueden ayudar bastante.
Deja una respuesta