Como es bastante evidente, el español no es mi lengua materna. Cuando llegué a España no hablaba ni jota de ello. Además del reto del idioma, se añade el hecho de que fui un profesor recién graduado. No obstante, después de un tiempo, empezaba a tener la sensación de qué me estaba explicando bien, ¡y en español! Fue una gran decepción cuando muchos de mis alumnos me hacían preguntas o comentarios, en la misma clase o más tarde, que demostraba que no me habían entendido nada, o peor aún, ¡habían entendido lo contrario de lo que había dicho!
Me preguntaba si era un problema de idioma o simplemente que yo me explicaba mal. Pensándolo bien, me acordaba de que me había pasado lo mismo cuando daba clase en Australia y en Inglaterra, y de hecho, había observado lo mismo con los alumnos de mi profesora cuando yo trabajaba como su ayudante. Así que, si no problemas de idioma, el profesor se explica bien, y el alumno no es tonto, ¿cómo se explica esta enigma?
Un poco de psicología


No parece tener una explicación fácil ¿Por qué una persona va a entender lo contrario de lo que se le dice, especialmente cuando se trata de una instrucción sencilla? Pues resulta que la respuesta es algo muy estudiado en la psicología. Se trata del llamado ‘Sesgo de confirmación’. En resumen, tendemos a favorecer información que confirma lo que ya creemos. Curiosamente, podemos incluso llegar a re-interpretar información contraria a nuestras creencias, y usar esta información contraria para reafirmarnos en nuestra creencia original. El sesgo de confirmación también distorsiona nuestra memoria de lo que nos han dicho o hemos leído. Quizá es algo que reconocemos en otros, sobre todo en conversaciones sobre tema controvertidos. Es una gran ironía de que nos pasa a todos pero todos lo negaríamos.
Lo que es menos evidente es que nos pasa lo mismo en situaciones de aprendizaje.
Me acuerdo muy bien de cuando, en mis primeras clases, yo mismo re-interpretaba a mi profesor. Cuando ella decía algo como que no empujara con las piernas al levantarme de la silla, yo me decía ‘lo que querrá decir es que no empuje tanto’. Aquí, desde luego, no había ningún problema de idioma, no había ninguna terminología complicada. Lo que pasaba, más bien, es que lo que me decía chocaba con mis ideas preconcebidas. Lo que me decía me parecía imposible y por lo tanto lo re-interpretaba para que cuadraba mejor con lo que ya opinaba.
De hecho, durante mis primeros años en España, fue común que mis alumnos “me corregían” porque creían que me había confundido con el idioma. ‘Has dicho que no me relajara. Querías decir que me relajara, ¿verdad? ‘Pues no,’ decía yo, ‘quería decir justo lo que he dicho’. Aunque parecía un momento perfecto para explicarme mejor, no creéis que esto fuera suficiente para que me entendieran. Lo más probable es que volvieron la clase siguiente y dijeron algo como ‘¡intento relajarme pero no lo consigo!’
¿Hay una solución?


Aunque podría parecer que estoy pintando una situación muy pesimista, no es el caso. Comprensión de por qué nos cuesta tanto asimilar ideas nuevas y contrarias a nuestros suposiciones ayuda tanto al profesor como al alumno minimizar la frustración y avanzar en el aprendizaje. Explica porque necesitamos mucha repetición, tanto de las explicaciones como las experiencias antes de que lo nuevo empieza a parecernos natural y evidente.
Esto explica en gran parte mi problema con lo que yo considero un sobre-énfasis en las direcciones en mucha material publicado sobre la Técnica. De eso hablaré más en la próxima entrada.
Simon,mira que me habras explicado esto veces , y que es una idea sencilla, pues ahora lo leo y la idea profundiza en mi un poco mas, por ahora no he aprovechado mucho tu blog pero sabiendo de tu marcha se me hace muy necesario , no nos olvides
Hola Juan:
¡No os olvidaré! El blog continúe, solo no con la misma frecuencia.
Curiosamente, tu comentario es un ejemplo de lo que se trata la entrada. Las ideas nuevas a menudo necesitan dar unas vueltas por nuestras cabezas antes de que las entendamos, pueden no decirnos mucho en un momento, y en otro tener mucho significado. Nuestros cerebros funcionan así y me parece algo importante a tener en cuenta.
Muchas veces, es cuestión de que nuestra experiencia alcance un lugar donde ya tenemos una estructura dentro de la cual podemos empezar a entender algo que hasta esa momento sólo ha sido algo abstracto.
Bueno, yo seguiré escribiendo y espero que sigas sacando provecho de ello.
Un abrazo