He recibido una consulta por parte de un músico sobre una de mis entradas. Concretamente, la que trata del siguiente aforismo de Alexander: ‘esto no es respirar; es levantar el pecho y desplomarse’. El artículo le había llamado la atención porque, en sus palabras, tenía entendido que la respiración natural es la completa, la que usa todo el mecanismo respiratorio, o sea, ¡levantar el pecho y desplomarse! Su pregunta revela unos cuantos malentendidos que son lamentablemente comunes.
Antes de contestar, una aclaración. Hay que tener mucho cuidado con la palabra ‘natural’. De hecho, la suelo evitar ya que se usa tan a menudo con lo que es realmente una falta de contenido. Me explico: hay una tendencia de creer que con decir que algo es natural, ya se ha demostrado que es lo mejor, o por lo menos algo bueno. Como el criterio de cada uno sobre lo que cuenta como natural pueda variar radicalmente, y muchas cosas que se podría describir como naturales son dañinos, está claro que este tipo de argumento es muy deficiente.
No soy el único que opina así. Este tipo de argumento incluso tiene un nombre: falacia naturalista. (Argumentum ad Naturam.) No estoy diciendo que no se debe usar la palabra —la palabra después de todo sí tiene un significado— sólo que es preferible usarla con un poco de criterio.
Incluyo mi respuesta al mail abajo, junto con un par de ampliaciones y anotaciones.
Una respiración apropiada siempre tiene relación con las exigencias del momento, tanto nuestra necesidad de intercambio de gases (oxígeno y dióxido de carbono) como nuestros propósitos vocálicos (hablar o cantar) y/o musicales (tocar un instrumento de viento). Toda respiración usa todo el mecanismo respiratorio, pero no necesariamente al máximo. Y con razón. No hay nada menos ‘natural’ que una respiración que no cambia. ¿Es posible ‘sobre respirar’? Pues claro que sí, y es muy dañino. ¿Que sentido tiene llenar mis pulmones al máximo mientras estoy haciendo algo tan poco exigente como estar sentado por ejemplo? Y si encima, me estoy perjudicando —sobre tensando el cuello, deformando la caja torácica, etc— pues, ¡menos sentido aún!
La manera de conseguir una respiración correcta es dejar de interferir con ella, dejar de intentar controlarla, para permitir que el mecanismo respiratorio funcione libremente. Respirar de forma apropiada requiere una gran capacidad de adaptación, una gran flexibilidad y sutileza. Igual que tocar la música. ¡Imagina un músico que creyese que debería tocar con el máximo volumen posible en cada momento!
En cuanto a entrenar la respiración —para cantar, tocar un instrumento de viento o para el deporte— es cuestión de gradualmente aumentar el nivel de exigencia a la vez de se cuida no interferir con el uso general de todo el cuerpo. Y es muy importante que no entendamos ‘aumentar la exigencia’ necesariamente con una respiración cada vez más larga o más fuerte. Las exigencias reales de una respiración entrenada pueden variar en muchos aspectos distintos. Con seguir este proceso, aumentamos nuestra capacidad respiratoria sin perjudicarnos, y a la vez, desarrollamos una respiración flexible, una respiración que responde a las exigencias reales del momento, en lugar de una respiración artificial e impuesto.
Pretender entrenar la respiración ajena de la situación en la que vamos a necesitarla carece de sentido. El hecho de que los cantantes, actores de músicos de viento sigan teniendo problemas respiratorios, a pesar de todo su ‘entrenamiento’, es prueba de ello.
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