Durante las clases de Técnica Alexander, es común que el profesor pida al alumno que ‘deje de hacer’ o que practique el ‘no-hacer’. Lo más probable es que se trata de un concepto nuevo para el alumno, y por eso es muy fácil que malinterprete su significado. Muchos alumnos, por ejemplo, creen que el profesor está pidiendo que se ‘relajen totalmente’ y por eso se derrumban. Esto, desde luego, no es de lo que se trata.
Con la frase ‘no-hacer’ o ‘dejar de hacer’ estamos traduciendo el concepto que Alexander denominó ‘non-doing’.* ¿Qué quería decir? En resumen, dejar de intentar ejercer control directo sobre lo que estamos haciendo. Es decir, se trata de la manera en que realizamos las cosas, no de si hacemos cosas o no.
Normalmente, interferimos con nuestra coordinación innata debido a la tendencia —consciente o no**— de intentar controlar la posición y la tensión muscular del cuerpo, tanto globalmente como de partes específicas. Intentamos, por ejemplo, adoptar una postura correcta o a colocar correctamente las distintas partes del cuerpo (como los hombros), y del mismo modo, es común que nos relajemos, o bien el cuerpo entero o de una parte específica. Con esto en mente, es fácil entender que ‘relajarse’ es tanto hacer algo como lo es adoptar una postura concreta, que relajar un brazo es tanto ‘hacer’ algo como es moverlo. La idea que subyace todas estas actividades es la misma: ‘yo sé lo que mi cuerpo debería estar haciendo y lo voy a hacer’.
¿Dónde está el problema? El problema es que la postura y la distribución del tono muscular son funciones de un complejo mecanismo subconsciente y cualquier intento de controlarlos directamente fracasará, primero, porque es tan complejo que no hay forma de entenderlo, ni mucho menos de controlarlo todo de forma consciente, y segundo, porque tampoco tenemos una forma fiable de saber qué es lo que estamos haciendo, y menos aún lo que deberíamos estar haciendo.
Así que, cuando intentamos ‘hacer’ lo correcto, lo que pasa en realidad es que interferimos con el correcto funcionamiento del mecanismo postural. Mantener una posición genera rigidez que interfiere con el dinamismo que necesitamos, y relajarnos interfiere con el delicado equilibrio de tono muscular entre las distintas partes del cuerpo.
Hay que aprender a no interferir con estos mecanismos, para que lo correcto se haga solo. Hay que aprender a ‘no-hacer’. Este es un paso muy importante en el aprendizaje de la Técnica Alexander.
Alexander solía decir cosas como «debemos aprender a ‘hacer’ en la manera de no-hacer», y «hay que dejar de ‘hacer’ tal y como entendemos ‘hacer’». Si he cumplido con mi deseo de explicar el concepto, las frases anteriores van a tener un significado claro. Hacemos cosas, pero no intentamos controlar directamente el resultado, sino dejamos que la coordinación innata funcione libremente.
* Mi preferencia a la hora de traducir el término es seguir a Alexander y poner un guión entre ‘no’ y ‘hacer’ para indicar que se trata de un término con significado especial. Hablando coloquialmente con alumnos, también uso ‘dejar de hacer’. En ambos casos, el significado no es obvio y por eso es importante explicarlo.
** La interferencia puede deberse al hábito o a un intento consciente de ‘hacer’ lo correcto.
*** No podemos consultar un libro para saber lo que hay que hacer, incluso para un acto tan aparentemente simple como estar de pie. Este libro no existe. La postura es un campo donde todavía queda mucho por investigar. Y si un buen día sí tenemos esta información, no habría forma de ponerla en práctica ya que la postura seguirá siendo una función subconsciente del sistema nervioso y no habría forma de alterar directamente sus detalles.
Voy a proponer una analogía de lo cómo opera la TA. Voy a comparar dos escenarios:
(escenario A) Actuar sobre un alumno al levantarse de una silla de manera eficiente.
(Escenario B) Alguien que se muerde las uñas en una situación de stress (por ejemplo, una llamada comprometida) y que quiere dejar de hacerlo.
La secuencia de eventos para ambas situaciones sería la siguiente:
A.0 El alumno está sentado con una actitud contraría a Up & Forward.
B.0 La persona se está mordiendo las uñas.
A.1 El alumno adopta una actitud de “no resistencia” (inhibir) ante las manipulaciones que el profesor va a efectuar.
B.1 La persona estresada adopta una actitud de “no resistencia” (inhibir) ante las manipulaciones que el profesor va a efectuar.
A.2 El profesor manipula el cuerpo de alumno mientras éste inhibe las reacciones habituales.
B.2 El profesor toma la mano de la persona que se está mordiendo las uñas y la lleva al regazo.
A.3 El alumno se repite las órdenes, que no son ejecutivas, sino preventivas, para mantener el estado conseguido.
B.3 La persona se dice por ejemplo: “manos tranquilas” “manos depositadas en el regazo”, etc.
A.4 Se produce un link entre la nueva disposición corporal y las órdenes
B.4 Se produce un link entre la nueva disposición corporal y las órdenes
A.5 Se le indica al alumno que se ponga de pie, ayudando el profesor con sus manos que no se vuelva al uso antiguo. El alumno se repite a sí mismo las órdenes.
B.5 Se le indica a la persona que haga la llamada comprometida. El profesor sujeta suavemetne la mano que la persona tiende a morderse. La persona se repite las ordenes.
A.6 El alumno al final es capaz por sí sólo de mantener el uso correcto cuando se pone en pie
B.6 La persona al final es capaz de hacer la llamada sin morderse las uñas.
Enfocándonos en el aspecto del Not-doing, ¿Qué hace una persona normal con sus uñas cuando llama por teléfono? NADA, esa es la clave, dejar de hacer lo incorrecto para que lo correcto surja por sí sólo. Todo el mundo se enfoca en lo que hay que hacer para solucionar un problema, cuando muchas veces lo que hay es que DEJAR DE HACER.
Otro punto que me parece importante destacar es en el A.3. Yo al principio pensaba que la repetición de las órdenes iba a provocar algo en mi cuerpo, cuando para lo que realmente sirven es para que una vez que llegamos a un uso correcto de nosotros mismos, no perderlo al ejecutar una acción de manera habitual.
Por supuesto todo esto es según yo entiendo el asunto. A lo mejor estoy equivocado.
Saludos,
Josechu
Hola Josechu, bienvenido de nuevo.
Es un placer leer tus comentarios; tus observaciones siempre me hacen pensar.
Alexander describió su trabajo como una técnica de inhibición, de prevención, y tienes razón en decir que enfocarse en lo que uno no debe hacer es, aunque muy a menudo ignorado, un factor muy importante a tener en cuenta a la hora de solucionar un problema. Lo que añadiría es el aspecto global de la idea de ‘no-hacer’ de Alexander. Al aprender la Técnica y aprender de ponerla en práctica, no es necesario ‘ensayar’ todas las distintas actividades que supone nuestra vida cotidiana, teniendo cuidado en dejar de hacer las cosas incorrectas (y menos mal —¡vaya tarea que sería eso!). No tenemos que estar conscientes de nuestros hábitos para cambiarlos. Los hábitos específicos son consecuencias, o síntomas, de un problema más profundo, nuestro ‘uso’ habitual de nosotros mismos —nuestra manera individual de interferir con nuestra coordinación general—, y los hábitos concretos de mal uso en actividades específicas, son en gran parte distintas manifestaciones de este mismo hábito general.
Tu ejemplo B es ilustrativo a este respecto. Morder las uñas no es el problema, sino una consecuencia, o síntoma, de un estado psico-físico que podría expresarse de muchas maneras distintas. La aplicación de una inhibición general (negándose a reaccionar) en lugar de específica (dejar la mano en el regazo) resulta en la evitación del estado en el que uno tiende a morderse las uñas y evite también que el estrés se exprese de otra forma. Es fácil imaginar, por ejemplo, a alguien que consigue dejar la mano en el regazo, pero compensa haciéndese nudos con las piernas, o interfiriendo gravemente con la respiración, y por eso es necesario ir más allá de la manifestación específica, o síntoma, de un problema más general.
El propósito de una clase es enseñar la Técnica, y proporcionarle al alumno las herramientas para ponerla en práctica en su vida cotidiana. No se necesita más que unas pocas actividades distintas para cumplir con este propósito. El efecto de este aprendizaje, no obstante, va mucho más allá que las actividades concretas que se utiliza en las clases. Mis alumnos comentan todo tipo de cambios y mejoras en gran variedad de actividades y situaciones (muchos inesperados), que no hemos tratado en clase (inclusive, ¡que ya no se muerdan las uñas!)
El acto de levantarse de la silla que menciones también pueda servir de ejemplo explicativo. Es mucho más efectivo aprender a inhibir nuestra reacción ante la idea de levantarnos que intentar averiguar qué es lo que uno hace mal en este acto en concreto y dejar de hacerlo, ya que esto nos permitiría aplicar lo aprendido a cualquier actividad. No niego que puede ser muy efectivo una evitación específica, y a veces es la única forma de proceder. Sin embargo, es importante nunca perder de vista la reacción general. El verdadero valor de la inhibición (y valor educativo de la Técnica) es su aplicación global.
Así que, quizá una buena manera de entender el ‘non-doing’ sería ‘dejar de interferir’ con la coordinación general, a diferencia de ‘not doing’, dejar de hacer algo específico. Cuando uno limita o disminuya su tendencia habitual de interferir con la coordinación general, el efecto se hace notar en todo lo que hace.
En cuanto a las órdenes, o direcciones, también te doy la razón: no provocan un cambio en sí, aunque sí dejan vía libre para el cambio se produzca —que lo correcto se haga solo—. El cambio es indirecto y cumulativo; es cuestión de constancia. Por mucho que el alumno inhiba, por mucho maña que tenga el profesor, es imposible solucionar todo de un momento a otro. El mal uso de uno mismo tiene consecuencias corporales y recuperarse requiere tiempo. Alexander explicaba que el propósito de las direcciones como permitir el desarrollo gradual de un nuevo y mejorado uso de uno mismo. Recuerda, ‘el uso afecta al funcionamiento’, es decir, sus efectos no son necesariamente inmediatos. Pero claro, primero hay que detener la reacción no deseada, dejar de interferir.
Espero que sigamos la conversación…