Un alumno me comentó recientemente que el fin de semana anterior había salido con unos amigos y durante el transcurso de la noche se puso a bailar. Esto no habría sido gran noticia si fuese otra persona, pero este alumno en particular había padecido un problema de espalda muy grave desde hace bastante tiempo y hacía mucho tiempo que no había podido ni siquiera contemplar bailar. Me dijo que sus amigos se sorprendieron —y se alegraron mucho— de verle bailar. Mayor sorpresa aún era ver que se bailaba mucho mejor que antes. «¿Qué te ha pasado?», le preguntaron, «¿por qué ahora bailas así de bien?» Su respuesta, «Técnica Alexander», no eliminó la incógnita. Sabían algo de la Técnica, que él estaba tomando clases para ayudarse con su problema de espalda, pero su confusión seguía. «¿En las clases de Técnica Alexander te enseñan a bailar también?»
La respuesta sencilla es no. Aprender a bailar no forma parte de aprender la Técnica. Sin embargo, debido a que lo que se trabaja es la coordinación general, la forma en que uno baila, junto con todo lo demás que uno hace, tenderá a mejorar. Es decir, aprender la Técnica Alexander sí te ayuda a bailar mejor, aunque no a través de instrucción directa, sino indirectamente, a través de un proceso que aumenta nuestra capacidad de movernos de una forma coordinada.
Lo mismo se podría decir de las actividades concretas que se utilizan como medio de aprender la Técnica en las clases, como caminar o levantarse de una silla. Aunque el propósito de las clases es aprender la Técnica y estas actividades sólo sirven como vehículo para este fin; no obstante, es seguro que uno termina caminando y levantándose de la silla mejor. ¡Y de esto hablaré más en otro momento!
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