Recibí un ejemplar de la nueva edición castellana del segundo libro de Alexander, Control consciente y constructivo del individuo, antes de las navidades. Para los que no lo sepáis, sufrí una gran decepción con la edición castellana de otro libro de Alexander, La constante universal de la vida, hace tres años, así que la edición de otro libro de Alexander me tenía un poco inquieto.
Me alegro mucho de poder decir esta vez que el libro está muy bien. Se nota la gran seriedad y cuidado con que se ha realizado el proyecto y recomiendo el libro sin reservas.
Formato:
El libro está basado en la edición Mouritz (2004), editado por Jean Fischer, así que incluye además del texto principal, los dos prefacios de Alexander (1923 y 1946) y la introducción de John Dewey, el prólogo de Walter Carrington y las notas introductorias de Jean Fischer. Lo que no se incluye de la edición Mouritz son una tabla de cambios menores al texto que hubo entre la edición del 1923 y la del 1946, la mayoría de los cuales son pequeñas actualizaciones o retoques de estilo incluidos en esta edición, y los apéndices añadidos por Jean Fischer, que son críticas del libro contemporáneas a Alexander, que aunque muy interesantes, no son para nada esenciales.
Las adiciones al libro incluyen un prólogo de Merran Poplar, director de las escuela de formación de profesores de la Técnica en Buenos Aires, y una introducción de Alex Murray, cuya experiencia con la Técnica se remonta a los años 50 del siglo pasado y es codirector de la escuela de formación de profesores de la Técnica en Urbana, Illinois. Ambos presentan su gran admiración para el libro y el trabajo de Alexander.
Otra cosa que me ha gustado es que las notas al texto de Alexander (en este libro son muchas) y las del traductor aparecen a pie de página, lo cual facilita la lectura al no obligarte a ir saltando constantemente por el libro.
La traducción:
A gran diferencia a La constante universal de la vida, un traductor profesional se hizo cargo de esta traducción, en colaboración con profesores de la Técnica. El traductor incluye al final del libro un breve apartado, Notas sobre algunos términos de la traducción. Aquí expone las dificultades de la traducción, explica sus soluciones y las justifica. Todo con sumo respeto y falta de autobombo. (Esto no debería llamar la atención, pero UCV parecía no tener otro propósito.)
La traducción misma es de calidad. Se lee muy bien, muy fluido, y suena a castellano (no una traducción torpe del inglés). No obstante, cuando lo leo, oigo la voz de Alexander a la cual estoy acostumbrado por mi lectura de sus textos originales. ¡Todo un logro! Aunque sí se nota que la traducción se realizó en Argentina, el castellano de la traducción es bastante neutral. Hay realmente poco que dificulta la comprensión, es más una cuestión de frases que se entienden pero que no las más utilizadas en España. Tampoco he detectado ningún error importante de traducción. Hay momentos donde yo quizá hubiera usado otra palabra, pero se entiende el significado original. Los errores como tal parecen ser muy pocas y no de gran importancia.
Doy la en hora buena, y las gracias, a Jorge Salvetti, el traductor, a Diego Kantor, el editor y coordinador del proyecto, y a todos los demás que se involucraron en la edición de este libro.
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