Las entradas en esta categoría no van a ser ejemplos de alumnos diciendo lo maravilloso que soy, ni de como la Técnica Alexander les ha cambiado la vida. He pensado que podría ser interesante comentar algunos temas que surgen en las clases, compartirlos con otros.
Las ventajas de clases individuales de Técnica Alexander me parecen bastante obvias: como el papel principal del profesor es proporcionarle al alumno una experiencia nueva, ¡cuanto más atención individual, mejor! Sin embargo, hay la desventaja de, quizá, no tener contacto con otros alumnos, y por lo tanto, no tener la oportunidad de compartir experiencias, dudas, descubrimientos, etc., con otra gente que también se han iniciado en este viaje “hacia lo desconocido”.
Aprender la Técnica Alexander y aprender a aplicarla en la vida cotidiana es a menudo una tarea difícil. Ver que uno no es único que lo encuentra difícil puede ayudar a eliminar preocupaciones y así facilitar el proceso de aprendizaje.
Empezamos:
La Técnica Alexander y los Toros
Un alumno inglés, que sólo llevaba un par de años en España, empezó a tomar clases conmigo a insistencia de su mujer. Su mujer llevaba ya bastante tiempo tomando clases conmigo y se había beneficiado mucho. Quería que su marido se aprovechara también de unas clases. Él, sin embargo, no estaba muy convencido. Parecía no entender muy bien el propósito de las clases y durante las misma no solía decir mucho. Fue quizá la tercera o cuarta clase cuando, después de un largo silencio, soltó: «La Técnica Alexander es como ir a ver los Toros», sin más. En aquel momento, fui yo quien no entendía: mis clases no incluyen ni trajes espectaculares, ni (que yo sepa) sangre y torturas.
«¿Cómo dices?», le pregunté.


«Una clase de Técnica Alexander es como ir a ver los Toros —insistía— de repente, todo el mundo se levanta a aplaudir y, ¡yo no tengo la menor idea de lo que acaba de pasar!»
Podría terminar la anécdota allí. A mí por lo menos me parece graciosa. No obstante, seguramente él no es el único que se ha encontrado en esta situación: un profesor de la Técnica comenta progresos que el alumno no percibe.
La Técnica es algo que se aprende de forma práctica; no de forma abstracta como los adultos están acostumbrados a aprender cosas nuevas. El profesor, gracias a su formación, es capaz de proporcionarle al alumno una experiencia nueva que, con repetición, el alumno llega a entender y poder reproducir sin ayuda. A veces no es posible conseguir un gran cambio en un momento dado o el alumno no es capaz de percibir la diferencia. Le hace falta un poco más de experiencia. También hay que tener en cuenta que, igual que cualquier otro proceso de aprendizaje, con las clases de Técnica Alexander se pasa por momentos de no entender la materia.
El aprendizaje de cualquier cosa que valga la pena aprender, sobre todo el de algo práctico, rara vez es linear. Hay momentos de estancamiento, de confusión, de creer que ya te lo sabes todo. ¡Y de un día a otro tu evaluación de la situación puede cambiar por completo! Mientras algunos tendrán un comienzo relativamente fácil, otros necesitarán más tiempo antes de poder entender con claridad qué es lo que el profesor quiere, y más importante por qué. El arte de la enseñanza es averiguar qué es lo que el alumno no entienda, qué es lo que impida la comprensión, y averiguar la forma ayudarle a superarlo.
En este caso en concreto, le pasé un buen libro de introducción de la Técnica que, junto con las clases, le proporcionó una visión más amplia sobre de qué iba la Técnica y lo que podría esperar en el futuro. Le tranquilizó bastante.
Jamás volvimos de hablar de los Toros.
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