Para información básica sobre estos aforismos, ve la primera parte de la serie, Aforismos de Alexander.
Estás intentando usar tu organismo principalmente descoordinándolo
(You’ve been trying to use your organism by primarily dis-coordinating it.)
Obviamente, no hay forma de saber qué era exactamente lo que hacía el alumno en cuestión, pero no tiene importancia. Alexander introduce aquí dos conceptos claves para la comprensión de la Técnica, conceptos que valen para todos.
El primero, la idea de ‘usar’ nuestro organismo (o usarnos a nosotros mismos). Por lo general, no solemos tener sensación de que ‘nos usamos’, ni mucho menos habernos parado para pensar en cómo nos usamos. Es más, me imagino que pocos, al encontrarse con este concepto, tendrán claro lo que realmente quiere decir.
Solemos tener ideas muy superficiales respecto a cómo funciona nuestro organismo, basadas en dualidades simplonas: postura buena o mala; tensión o relajación; fuerza o debilidad muscular; flexibilidad o rigidez. En cuanto nos paramos a pensar un poco, a reflexionar sobre nuestra experiencia real, veremos que estos conceptos son muy limitados.
Tomamos, por ejemplo, la postura: aun si suponemos que hemos conseguido adoptar una buena postura, ¿qué debemos hacer para movernos? ¿Hay que aprender una infinidad de posturas correctas intermedias entre una posición y otra? ¿Entre todas las posiciones? En cuanto a la tensión, si aceptamos que estar tenso es malo y estar relajado es bueno, aún nos quedan muchas incógnitas. ¿Qué es, exactamente, lo que debemos relajar, y cuánto debemos relajarlo? ¿Todo y del todo? ¿Cómo vamos a contrarrestar la fuerza de gravedad o trasladar nuestra masa corporal de sitio en sitio sin tensarnos los músculos? Intentar hacer las cosas de forma ‘totalmente relajada’ carece de sentido.
También, aunque parece lógico pensar que si tengo unos músculos débiles, debo fortalecerlos; si me falta flexibilidad, debo estirarme los músculos, no me ayuda mucho a la hora de saber cómo proceder: ¿cuánto hay que estirar o fortalecer los músculos? ¿Cuanto más, mejor? Y una vez que he fortalecido y/o estirado un músculo, ¿qué tengo que hacer para que se mantenga así?
La pregunta que realmente debemos hacernos es por qué unos músculos están débiles o acortados y otros no; por qué la postura es mala; por qué hay tanta tensión. La respuesta empieza a intuirse cuando nos damos cuenta de que los músculos trabajan conjuntamente, y por tanto, hay que tener en cuenta el conjunto, el efecto que tiene cada parte en las demás. Ni siquiera el concepto de equilibrio es suficiente, porque se puede conseguir un equilibrio de muchas formas, y muchas de ellas suponen un sobre-esfuerzo y rigidez generalizado en todo el cuerpo. Es posible estar en equilibrio de forma muy costosa y, a la larga, dañina.
Así que llegamos al segundo concepto de este aforismo, el de la coordinación.
Lo que hace falta, sea la que sea la actividad que estemos realizando, es un uso coordinado del sistema muscular. Esto significa, entre otras cosas, un mínimo de esfuerzo y una movilidad apropiada en todo el cuerpo; que lo que está haciendo una parte no perjudica a otras.
Es importante tener en cuenta que Alexander no le está comentado a su alumno un punto teórico ni abstracto. Está intentando ayudarle con sus problemas, está comentando una realidad del alumno en el momento del comentario. Del mismo modo, debemos procurar mantener una referencia práctica cuando hablamos de la Técnica.
Si tenemos problemas posturales, de tensión, falta de movilidad, etc, los conceptos del uso de uno mismo y la coordinación son muy útiles a la hora de entenderlos. El dolor lumbar, por ejemplo, no es un brote de rebeldía por parte de esta zona de la espalda, ni un agente externo atacando el cuerpo ni tampoco una cuestión de mala suerte. La causa suele ser, más bien, una mala gestión del conjunto de nuestro sistema muscular. Cualquier intento directo de afectar la zona —ejercicios de relajación, de estiramiento o de fortalecimiento— va a chocar con múltiples dificultades. Primero, la persona va a hacer los ejercicios con la mismo uso no coordinado de si mismo que le ha causado el problema. Segundo, si consigue algo de mejora, debido a su uso no coordinado, lo más probable que causado otros problemas en el proceso. Y por último, la falta de coordinación que ha dado lugar al problema (tensión, rigidez, debilitad, etc) siempre va a minar cualquier mejora que se consiga, es decir, cualquier alivio tendería ser sólo temporal.
La solución que ofrece la Técnica es restablecer un uso coordinado del conjunto —de uno mismo— para que haya un reajuste general, lo cual elimina en el proceso todo tipo de desequilibrios y el sufrimiento que conllevan. Todas nuestras actividades se convierten en ‘ejercicio’ beneficio para todo el cuerpo y un camino de mejora continua.
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