Agarre el suelo con sus pies. ¿Qué puede esto significar para ellos? Cuando intentan agarrar el suelo con los pies, levantan la mitad del pie del suelo con la tensión que están ejerciendo sobre sus piernas.
(Take hold of the floor with your feet. What can that mean to them? When they try to take hold of the floor with their feet, they take half the foot off the floor with the tension they are putting on the legs).
Aunque aquí Alexander hace referencia a una instrucción concreta, el principio que deseaba recalcar es válido para cualquier instrucción específica.

En este instancia, no obstante, Alexander está hablado de una experiencia personal. En El uso de sí mismo, Alexander nos cuenta que había observado en si mismo un sobre-esfuerzo en las piernas, pies y dedos de los pies que se manifestaba en una tendencia a contraer los dedos hacia abajo de tal forma de que formaba un arco indebido en los pies, lo cual echó su peso de su cuerpo más hacia la parte exterior del pie de lo debido.
Recordó que un profesor de interpretación dramática, no satisfecho con la forma de Alexander de estar de pie y de caminar, le había mandado a “agarrar el suelo con los pies”. Demostró lo que quería decir y Alexander hizo todo lo que pudo para imitarle.
Alexander, igual que casi todo el mundo, creía que si le dijeran lo que tenía que hacer para corregir algún problema, sería capaz de hacerlo, y todo resuelto. Creía que si él sentía que estaba haciendo lo que le habían pedido, lo estaba haciendo. No obstante, la experiencia le demostró que esto no era cierto.
En un principio, Alexander creía que esto era una peculiaridad suya, pero cuando empezó a enseñar sus descubrimientos a otros, se dio cuenta de que era un problema universal.
El hecho que un profesor, de cualquier materia, sienta la necesidad de corregir algo, demuestra que hay un problema. La dificultad reside en entender el problema y encontrar una solución. Aunque sí es verdad que algunos problemas se deben a una mala comprensión de lo que hay que hacer, gran parte de los problemas de todo el mundo son mucho más profundos.
Es muy común que la gente sabe perfectamente lo que debería estar haciendo, pero se encuentra incapaz de hacerlo. El tema de la “buena postura” es un buen ejemplo de este fenómeno.
Alexander se dio cuenta de que hay que tener en cuenta el funcionamiento de todo el cuerpo y la falta de precisión sensorial que tenemos. Vio que su manera equivocada de usarse al “agarrar el suelo con los pies” fue la misma manera equivocada de usarse al intentar recitar, ¡a pesar de lo que él sentía! Si estos dos problemas tenían su raíz en un mismo problema, no habría forma de “corregirlos” por separado. En efecto, la única solución real pasaría por atender a los problemas generales, no en los síntomas específicos. Por extensión, podría corregir muchos problemas específicos con una sola solución. Más importante aún, no crearía nuevos problemas en el proceso; no trasladaría el desequilibrio de un sitio a otro.
Un ejemplo interesante:

Tuve la oportunidad de darle una clase a una joven violinista con su profesora de instrumento como observadora. La profesora me había contado que era una alumna muy difícil y que la clase no me resultaría nada fácil. Trabajé de la manera estándar durante un tiempo, y después pedí a la alumna que cogiera su instrumento y que tocara un poco mientras yo continuaba a asegurarle un poco de equilibrio y acción correcta de la espalda. La verdad es que durante la clase se me había olvidado por completo el aviso sobre lo difícil que era esta alumna. La clase iba muy bien.
Cuando terminamos, la profesora dijo: “¡No salgo de mi asombro! Llevo años intentado que sujete bien el arco y ahí está cogiéndolo perfectamente”.
Lo importante a destacar aquí es que yo no había mencionado el arco (yo no sabía nada en cuanto a la forma correcta de sujetarlo). Tampoco había mencionado la mano, ni siquiera el brazo. Durante la clase, sólo había trabajado con el equilibrio general y de la relación cabeza/cuello/espalda (control primario).
El problema no era simplemente una cuestión de desconocimiento, ni mucho menos una negativa a hacerle caso a su profesora. Es posible que la alumna creía (sentía) que seguía correctamente las instrucciones de su profesora. El problema fue, debido a su desequilibrio general y la apreciación sensorial poco fiable que conlleva, la alumna no fue capaz de poner en práctica lo que sabía. La solución: eliminar el desequilibrio general. Con esto, la alumna hizo lo correcto, ¡sin darse cuenta!
Para información básica sobre estos aforismos, vean la primera parte de la serie, Aforismos de Alexander.
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