Hace tiempo me preguntaron por qué mis clases son de sólo 30 minutos. Es una pregunta interesante, ya que su respuesta revela mucho en cuanto al papel del profesor, el porqué de las clases, y el desarrollo de los alumnos.
En primer lugar, hay que dejar claro que no todos los profesores damos clases de media hora, aunque en mi experiencia es lo más típico. También hay profesores que dan clases 40 minutos y a veces incluso de una hora.
Mi historia
Para mi, como con muchas cosas que hacemos en la vida, no fue una decisión consciente al principio, sino resultado de lo que podría parecer simplemente una tradición: mi profesora, Kri Ackers, daba clases de media hora, igual que su profesor, Walter Carrington, como también lo hizo el suyo, F.M. Alexander.
Las clases que yo recibí antes de mi formación fueron todas de media hora. Además, realicé gran parte de mi formación en modo ‘aprendiz’, es decir, trabajando junto a mi profesora en sus clases privadas (de media hora siempre). Así que, todo mi experiencia apuntaba a que las clases de Técnica Alexander son de media hora. Así que, cuando empecé a dar clases, ni me cuestioné sobre cuánto deberían durar, y cuando salí del entorno de mi escuela, me sorprendió descubrir que había profesores que daban clases más largas.
¿Hay un porqué?
Más adelante, a medida que iba acumulando experiencia profesional, llegué a una comprensión consciente del razonamiento detrás del formato de media hora. En distintos momentos he experimentado con clases más largas, pero me di cuenta de que no conseguía más en estas clases que en las clases de media hora. Es decir, no conseguí enseñarle más al alumno, no conseguí que aprendiera la Técnica más rápidamente.
Es cuestión de tener claro para qué sirven las clases y qué es lo que se pretende conseguir. Si la Técnica fuese como un masaje, se podría decir que en una sesión de 45 minutos te da 50% más que en una sesión de media hora. Sin embargo, una clase de la Técnica no es análoga a un masaje. El propósito de una clase es, primero, enseñarle al alumno la Técnica, y segundo, ayudarle a ponerla en práctica. Esto significa que el alumno tiene que estar atento y participativo durante toda la clase. Son pocos los alumnos que pueden hacer esto durante más que media hora, así que las opciones son o cansarles o dejar que dejen de pensar. Tanto el uno como el otro es contraproducente.
No descarto que se puede trabajar durante más tiempo con alumnos avanzados pero, de hecho, incluso en los cursos de formación de profesores de la Técnica no suele haber más que media hora de trabajo continuo. Siempre hay descansos, cambio de actividad, etc.
La comprensión del alumno
Una dificultad que puede surgir es que los propios alumnos no entienden esto. Pueden pensar que, ya que han hecho el viaje, más vale aprovechar de mi tiempo. En mi experiencia, la honestidad sobre qué es la Técnica y qué es lo que se pretende en las clases suele convencerles que no van a sacar más de una clase más larga. También tiene la ventaja añadida de que comprenderán mejor qué es la Técnica y qué es lo que se pretende con las clases.
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